viernes, 10 de julio de 2015

UNA ROSA

Una rosa para la dulce, un soneto para el amigo,
El latido de mi corazón para guiar el ritmo de las rondas;
El hastío para mí, el vino de los reyes para mi hastío,
Mi orgullo para la vanidad de todo el mundo,
¡Oh, noble noche de fiesta en el palacio de mi vida!
Y la dolora, para mi secreto, en la lejanía
Del toronjil, y de la ruda, y del romero...
El rubí de una risa en el oro de los cabellos, para ella.
El ópalo de un suspiro, en el claro de la luna, para él;
Un nido de armiño para el cuervo del blasón;
Para la mueca de mis antepasados mi forma que titubea
De ilusiones y de vinos en los espejos color de lluvia,
De las ruecas que tejen el traje de los moribundos.
Una sonrisa y una daga para el más discreto;
Para la cruz del blasón, una palabra piadosa.
El cántaro más ancho para la sed de las añoranzas,
Una puerta de vidrio para los ojos de las curiosas.
Y para mi secreto, la lejanía desolada
De las viejas que tiritan en el umbral de los mausoleos.
Mi saludo para la reverencia de la extranjera,
Mi mano dada a besar para la confidente,
Un tonel de ginebra para la alegre miseria
De los sepultureros; para el obispo reluciente
Diez monedas de oro por cada palabra de la plegaria
Y para el fin de mi secreto
Un gran sueño de pobre en un féretro dorado.
(Traducción: Augusto D´Halmar)

No hay comentarios:

Publicar un comentario