sábado, 11 de julio de 2015

LA POESIA DE LOS ARCANOS


1. Así que la montaña me hubo arrastrado en
su vuelo, vi de pronto abrirse ante mí, sobre el
otro espacio, la puerta de oro de la Memoria, la
salida del laberinto.
2. Este fue el origen de la doctrina que he ex¬
puesto en el Testamento ars magna, narración
fiel y piadosa de los hechos que me condujeron,
dos años más tarde (en el verano de mil nove¬
cientos dieciséis), al descubrimiento y a la de¬
mostración de la ley espiritual y física de la
relatividad universal.
3. Entro en el duodécimo año del supremo conocimiento.
4. No obstante ello, humillaré ante ti, en el polvo,
esta frente que ha recibido la corona.
5. La humillaré ante ti, Hiram, hijo mío, Rey
del mundo unificado, arquitecto de la Iglesia Ca¬
tólica efectiva de mañana, esa regente universal
de la fe» de la ciencia y del arte.
6. Porque si la verdad que habla aquí
me hubiera sido revelada por una criatura así como te
será revelada por el órgano de la criatura que
soy» es muy probable que no la hubiese reconocido.
7. En la fuente del antiguo sufrimiento hállanse
las concepciones físicas erróneas, visiones cósmicas de castigo.
8. Siendo la esencia del pensamiento sensación,
es decir, comprobación y amor del movimiento,
toda psicología no fundada sobre el análisis del
concepto físico del mundo tarde o temprano se
desvanece con los otros espejismos de la imagi¬
nación.
9. El lenguaje de la vida no tiene aderezo algu¬
no. Desnuda es la palabra de la muerte. La be¬
lleza del mundo, nuestra madre, tiene una misma
mirada para la cuna y para la tumba. Sin em¬
bargo, su rostro nos inspira una santa confianza.
10. Porque sentimos muy distintamente en el
fondo de nosotros mismos que nuestras innume¬
rables interrogaciones excepto una, son impor¬
tunas y frivolas; están llenas de curiosidad y son
extrañas al amor.
11. Una sola pregunta nos dignifica, ¡oh Hiram!,
de nuestros grandes dolores: ¿Dónde esta el espacio?
12. La enfermedad de Hamlet, la de Fausto y la
de Manfredo se originaban en una representación
del cosmos desfigurado por la prevaricación de
Adán,
13. En esa representación la idea del espacio,
identificada a la del continente aparecía como
una cortina inmensa de tinieblas suspendida en
una eternidad de tiempo. En esa noche de pa¬
vor los mundos de la materia y del movimiento
tomaban el aspecto de inexplicables boquetes de
vida y de luz,
14. Había en ello una vana visión del orgullo
criminal. La dominación universal del hombre v
su memoria de los orígenes desvaneciéronse en el
instante mismo en que ei Yo —¡maldito sea!— su¬
gería al antepasado un acercamiento monstruoso
entre la idea del espacio y la del infinito,
15. El primer pensamiento del hombre fue nna
percepción total de su movimiento: una compro¬
bación instantánea y un amor una embriaguez
religiosa del ritmo.
16. Antes de alcanzar el cerebro, satélite del co¬
razón, y de volverse reflejo de ese pensamien¬
to había sido el fuego sutil, el chorro inicial, el
secreto más profundo, la vida y la esencia misma
de la sangre.
17. Porque la sangre es contemporánea del fiat.
Es la substancia mágica del impulso espiritual
primero, el movimiento espontáneo y vivo de
miríadas de universos.
18. La sangre es una suma de energías espirituales
 manifestadas en ]a creación, esa luz inma¬
terial de la Visión de belleza y de amor de Dios.
19. La sangre en relación primera, la del Vidente
hacia la Cosa vista, y, por consecuencia, apa¬
riencia original de movimiento, de espacio-tiem¬
po, de situación, de lugar.
20. Asida por el .sentido visual interior mnemónico,
contemporáneo de la Visión creadora de
Dios» la sangre adquiere el aspecto angélico del
oro que iíumina las profundidades centrales de
la tierra.
21. Porque en la tierra como en el hombre el
recuerdo de los orígenes dormita» impoluto; mas
cuando la medida de la espiritual prevaricación
sea colmada, ese recuerdo se despertará a fin de
testimoniar contra la falsa ciencia.
22. El primer pensamiento del Rey del mundo
ha sido, pues, una percepción integral de su mo¬
vimiento.
23. Y ese primer pensamiento encerraba una su¬
ma de los conocimientos, porque el movimiento
constituye una perfecta simultaneidad, una abso¬
luta identidad y una indivisible unidad del es¬
pacio, de la materia y del tiempo,
24. ¡Ponte en guardia, hijo mío, que aquí se tra¬
ta de la piedra angular, la Piedra espacio-tiempomovimiento mismo?
25. Cuando el espíritu de pureza y sumisión so¬
pló al oído de Adán recién nacido la orden de
levantarse de la tierra para que bendijera la be¬
lleza del mundo el antepasado se sintió universo,
16. Porque la virtud mágica del primer movi¬
miento descubríale la noción fundamental, única
e indivisibie, del espacio-tienipo-mareria.
27. El pensamiento del antepasado constituía así
el pensamiento del universo más bien que el del
hombre.
28. Por ese pensamiento, por esa comprobación
del Movimiento, Adán situó su movimiento, su
ser, en relación con el movimiento, con el ser del
sol, de los astros de los objetos circundantes-
29. Porque lo que nosotros llamamos pensamiento
no es en su origen —así como más tarde en
los diversos grados de su evolución— sino una
comprobación y un amor del movimiento; por
consecuencia, una pura determinación de Tugar.
:0. El pensamiento de Adán, comprobación y
amor del movimiento, preocupóse igualmente en
situar toda parte, ínfima o inmensa del cosmos,
en la relación del movimiento de esa parte con
respecto al movimiento de otra. En esa operación
fundamental, el Lugar, el espacio inseparable del
nempo-movimiento, identificábase con la rela-
c:ón dinámica, y el todo, aprehendido en su si¬
multaneidad perfecta, en su instantaneidad absoluta,
daba como resultante la materia substancia
mágica del mundo.
31. Dicho de otra manera, en el pensamiento de
Adán el espacio descriptible, es decir, susceptible
de ser situado experimentalmente en la relación
numérica de las galaxias, de los sistemas, de los
mundos y de los móviles en general, el espacio
descriptible formaba, con el movimiento-tiempo,
un Cuerpo universal único.
32. Ese cuerpo cósmico perfecto, ese espacio to¬
tal congelado en cierto modo en una unidad de
materia colocada fuera de toda relación dinámi¬
ca, el pensamiento de Adán no podía imaginarlo
sino situado en ¡a Nada, en la Nada de donde
están desterrados el vacío y el pleno, el movi¬
miento y el tiempo.
33. Por cuanto el concepto de un espacio, de un
vacío exterior, que asociara inevitablemente ese
vacío a lo material ya existente, es decir, al pla¬
no móvil de la relación, sólo hubiera determi¬
nado una adición de substancia, una extensión
al infinito del cuerpo universal único.
34. El pensamiento de Adán sabía también que
una ilusión de inmovilidad, revistiendo el aspecto
de una ausencia de movimiento de conjunto de la
cosa, lígase a una multitud de objetos dorados, sin
embargo, como los astros —sus padres—, de una
pluralidad de movimientos; por cuanto toda cosa
es substancia cósmica arrastrada por el torrente
de la sangre universal.
35. Esta apariencia de inmovilidad, esta impre¬
sión de la nada en la cosa, imponía respeto y te¬
mor al pensamiento de Adán. Y Adán bendecía
los árboles y las piedras.
36. Pero en cuanto a asignar un lugar al conjun¬
to del mundo, en cuanto a resolver la suma de
todos esos movimientos situados en su relación
única, el pensamiento de Adán, que era el pen¬
samiento del universo, nunca se preocupó.
37. Porque el universo total no es un lugar.
Como ocurre en el tiempo con la vigilia y el
sueño, así, en la instantaneidad, el conjunto del
universo no constituye sino un estado situado
en su única oposición espiritual con la nada con
la nada de donde están proscriptos el vacío y el
pleno, el movimiento y el tiempo. En el espíri¬
tu del Justo el espacio total, universo no situa¬
do, el espacio total, pura visión de belleza y de
amor de Dios, el espacio total era absolutamente
extraño a toda intuición del infinito. Siendo el
espacio materia no podía, en el pensamiento del
Justo, ser elevado en la luz insubstancial hasta
ese plano arcangélico o trono, idea inmutable
del infinito.
38. Hijo mío, salgo de un sueño absurdo y
aterrador.
39. Me daba caza a mí mismo y no lograba
aprehenderme.
40. Los dos estados que yo era, mí sueño y mi
vigilia, mi vida y mi muerte, perseguíanse sin lo¬
grar alcanzarse, porque el lugar no existía.
41, Cuando de pronto, en el paroxismo del te¬
rror universal, sentí que sobrepujaba en veloci¬
dad a mi recuerdo. En ese preciso instante ab-
juré para siempre, ante Ja nada primordial, de
toda inquietud de realidad.
42, El primer pensamiento de Adán había sido
una percepción integral del movimiento; en el
corazón y en las arterias del Rev corría la ente¬
ra luz del mundo.
43. Adán constituía la memoria soberana. Ori¬
ginado en la substancia cósmica, recordaba el
grito de su mágico nacimiento, semejante a la
risa solar del plomo trocado en oro.
44. Todas las operaciones del Rey comenzaban
por la afirmación fundamental:  yo existo en
aquel que es, ya que lo que me separa del ser es
la nada.
45. La noción santa de la nada me ha sido con¬
fiada a fin de que sepa que únicamente la nada
me separa de aquel que es v en el cual yo soy.
46. La nada es el vocablo con el cual se reco¬
nocen los Nobles Viajeros. Es a la vez la entrada
y la salida del laberinto.
47.  ¿De dónde proviene, en mí, esta noción de
la nada, si soy movimiento y por lo tanto espa¬
cio, y tiempo, y materia?
48, Siendo yo la Cosa, ¿cómo me las he arre¬
glado para extraer de mi idea de la nada eí gran
sello fúnebre del vacío negro y helado?
49. Por cuanto el Agua corporal espacio-tiem¬
po no ha sido arrojada con eí fi>í en el recipien¬
te de un vacío anterior. La Piedra espacio-tiempo
no ha sido arrojada en un vacío preexistente.
50. El vacío es espacio. Luego, ei espacio mis-
mo privado de éter constituye una materia in¬
separable de cierta especie de movimiento idén¬
tico al tiempo. El vacío no podía aparecer, pues,
sin que aparecieran en ei mismo instante los uni¬
versos.
51. Mi lugar único está en aquel que insufló
en la nada el espejismo de éxtasis de la belleza
del mundo.
52. ¡Oh, Hiram!, esa nada cuya inmovilidad de
lo inorgánico compone el jeroglífico mudo, esa
nada, ¿qué vacío podría colmarla?
53. Es un agua espiritual, insubstancial, pri¬
mordial; es en ella, trasmutada en sangre, movi¬
miento y pensamiento, que nosotros advertimos
el espacio total, pura apariencia; el espacio to¬
tal, materia a buen seguro y sin embargo más
ilusoria que la imagen, desdoblada en un agua
corporal de la extensión limitada.
54. Es un espejo ideal que el espíritu se presen¬
te a sí mismo a fin de que, apareciéndoselc en
él su belleza libremente y como desde fuera, eí
Amor sea exaltado por sobre la Ley.
55. Este constituye el primer sacrificio, el que
ha elevado al Ser —entiendo por ello al Ser que
Compone su propia ley única, la de ser y nada
más—; sí, éste constituye el primer sacrificio
que ha elevado al ser por sobre su propia necesidad.
56. A causa de que para el Ser no existe li¬
bertad sino en el abandono de su más secreta
esencia. Por ese abandono la lev deviene amor.
57. Así apareció la Belleza liberada y libera¬
dora. Para que por sobre la necesidad de la ley
resplandeciera el sacrificio libre del amor.
58. Así brotó de la instantaneidad del fíat, co¬
mo por efecto de una total transfusión, la libre
belleza, el lugar espiritual de la Bendición, la
relación primera, la del beth con el aleph.
59. Así se esclareción en la nada —en esa agua
espiritual en la que el vacío, lo pleno, la acción
y el número estaban proscriptos—
la Visión arcliimágica de un universo cuyo interior móvil
es espacio y cuyo continente es la nada, limite
de nuestros campos de gravitación,
60. En esta obra de manifestación la belleza,
la Esposa, separóse pues del Esposo sin que la
indivisible unidad fuera quebrantada; porque ella
separóse como se separa del objeto su imagen.
61. F.sta manifestación, esta santa, santa Matro¬
na de belleza y de gloria, ¿sería acaso ilusión?No,
por cierto. Ella es la verdad, la realidad misma
del Señor espíritu de amor.
62. Porque ella no lo es por el hecho de caei
bajo la percepción sensorial en la relación diná¬
mica, sino porque compone una visión perfecta,
un éxtasis supraceleste del Espíritu su amante.
63. El alumbramiento inagotable de la substan¬
cia espiritual de los cielos y de la tierra es el
signo sagrado de la femineidad de la manifesta¬
ción procreadora.
64. Tal es el santo arcano del Amor Conyugal,
motivo del Cántico de Salomón. Querría vo
también cantarlo. Pero las doradas Legiones me
hacen señas de callar.
65. A pesar de que en la instantaneidad la es¬
posa se hubo separado del esposo como del ob¬
jeto su imagen, así en el mundo del tiempoespacio,
creado por el fiat luminoso, movimien¬
to de esa reflexión, Eva debía caer en la polari¬
dad todavía doble de la substancia de Adán re¬
cogida en la misma sangre del universo.
66, Del universo, sacrificio de los sacrificios,
arquetipo de la sangre vertida por Abel y mis¬
terio original de todos los cultos que practican
la inmolación.
67. Y esa sangre de la creación, oh Hiram, hi¬
jo mío; esa sangre de la creación fluyó también
para el Rescate. Pues, ¿o era acaso preciso to¬
davía que en ello fuera exaltado por sobre la
ley judía misma el libre sacrificio del amor?
68. Sobre este universo m situado de belleza
libre éI dominio de Adán ejercióse, pues ¿en la
libertad del supremo conocimiento fundado
sobre la relación del Beth con el aleph, del
vidente con la visión, del ser con el amor,
Adán era libre, poique sabía que el movimiento
no es Ja traslación inconcebible de un
lugar hacia un lugar, sino 1a metamorfosis inte¬
ligible de un estado en un estado. Ser libre es
inüvqrse cimamente para la acción, pero tam
bien —y por sobre la acción— para cl ritmo.
70. Por el juego de há rcldcioncü dinámicas
Adán era laconciencia del universo y cl órgano
de la percepción de todas las cosas. Pero por
la relación del betb con e¡ aleph de la visión
situada en la nada con el Espíritu Santo rea!,
Adán era la libertad misma de la belleza
71. Así más tarde, en el instante de la purifi¬
cación de Jos seres y de las cosas» Cristo nació
de unA Virgen, imagen corporal de la libre belleza
prístina
72, Aunque la visión había sido proyectada por
el espíritu en la nada, y el priMEr Adán había
sido Sacado de la substancia cósmica fecundada
por el solo espíritu, asi el segundo Adán no po¬
día nacer sino de una virginal, espiritual y li¬
bre belleza.
73. La pasión misteriosa y casta, la embriaguez
intelectual que todos hemos experimentado al
salir de la infancia, no es más que un oscuro recuerdo
del primer amor de Adán por Eva mi
compañera terrestre.
74- La mujer, tomada de la substancia espiritual
del hombre, que era la de la visión en sí encon¬
trábase, con respecto del timbre, en la relación
del beth con el aleph la visión con el viden¬
te, del amor con el Ser.
75. Como cl vidente y la visión, los esposos
edénicos constituían una indivisible unidad. Sus
movimientos y sus palabras figuraban en cl pla¬
no de las relaciones dinámicas de las operaciones
ocultas del gran ritual de reciprocidad del vi¬
dente y de la visión, Eva era la imagen viviente,
espiritual y virginal de la Femineidad de la ma¬
nifestación.
76. La belleza y la caridad de la mujer, que embriaga.
y la compasión que ellas engendran,
nos acercan ai'in hoy a nuestra madre la bdlexa
de1 mundo. Pero Adán, en Ja cordura de sti su¬
misión, reconocía esa belleza la esencia mis¬
ma y la forma de su compañera de servicio. Y
alternaba con Orión la Osa Mayor, las Pléya¬
des V las estrellas de las regiones australes'* (esos
verdaderos amigos de Job), así como hablaba a
Eva en el estremecimiemo de élitros —univer¬
sal e invisible—, de una sorda, penetrante y bien¬
aventurada ternura,
77, Te he conducido, Hiram, hasta loía sa¬
grada donde cl eniprcsarip de las obras grabó la
imagen del laberinto.
78 . Aquí es, en este lugar de cumplimento,
donde me despediré de ti por lo que dure la
gran trasmutación que comienza.
79, Las tentativas actuales de refundición mo¬
ral, social y política son vanas. Antes de condu¬
cir al ciego a la luz conviene curarlo de su
ceguera.
80. Un concepto sacrilego y falso del universo
físico se ha extendido como una catarata sobre
la vista intelectual de! hombre. Es preciso, por
de pronto, separar con prudencia y con mano
caritativa y fuerte esta secreción opaca que le
oculta el mundo real de la visión.
81. En este bolso de utensilios que tienes a la
vista, oh Rey de los Laboriosos, encontrarás la
cruz, la balanza, el ungüento, el cetro y la co¬
rona del mundo. Pero es preciso que te diga to¬
davía cómo el antiguo Rey se volvió ciego.
82. La luz incorpórea de la belleza destacóse
del ser idéntico a la lev% fuego espiritual oculto,
a fin de que, establecida que fuese la primera re¬
lación entre ese fuego y esa luz, ese esposo v esa
esposa, el amor fuera exaltado por sobre la lev.
83, La luz incorpórea de la belleza del mundo
revístese, en la instantaneidad misma del fiat,
con ese aspecto de cosmos constituido de espa¬
cio-tiempo interior que le conocemos. Pero en
Adán, su conciencia, su libertad y su órgano de
percepción, se aparecía como una visión
del vidente en la nada; la nada de donde están pros¬
criptos el vacío y el pleno, el movimiento y el
tiempo.
84. Había un vidente y una visión y Adán era
la relación misma de esta última con respecto a
aquél. Es en él, es en el hombre, criatura de la
necesidad y de la belleza, que el amor, en su libcrrad,
veíase exaltado por sobre la lev.
85. Pero de esta ley idéntica al ser la unidad
subsistía indivisa en esa trinidad del Esposo, de
la Esposa y del primer Adán, conciencia del ar¬
cano conyugal. Porque el vidente y la visión no
formaban sino un solo espíritu con la relación
primordial, que era su inteligibilidad en el con¬
cepto cósmico del hombre.
86. Esa unidad indivisa estaba figurada en el
plano de las relaciones dinámicas por la triplici¬
dad espacio-tiempo-materia dada en la unidad
del movimiento.
87. Pero este movimiento en sí, este fiatj ley
genitora de la manifestación, no era otra cosa
sino Adán nacido de la substancia espiritual de
la visión. Adán era, pues, en el plano dinámico,
la representación del ser que es su propia ley.
Y Eva no fue extraída de su esencia sino para
que también figurara el amor exaltado por so¬
bre la ley.
88. La prevaricación de Adán hizo caer nueva¬
mente este amor exaltado en el rigor de la ley.
Tal es el origen, oh Hiram, de la grande y se¬
vera ley de Israel.
89, Eva encontrábase entonces colocada con respecto
 del hombre Rey del mundo, en la rclación
del beth con el aleph, en la relación de la visión
con el vidente, del amor con el ser, de la esposa
con el esposo.
90, Y representaba la femineidad de la manifes¬
tación, de la que Adán era la conciencia, el conocimiento
y la plegaría. La con ciencia de Eva
estaba en Adan el conocimiento de Eva estaba
en Adán, la plegaria de Eva estaba en Adán
91. Eva era libre a causa de que su conciencia
y su conocimiento y su plegaria estaban en
Adán, libertad de la belleza en la relación pri¬
mordial, padre de su propia ley en el juego de
las relaciones dinámicas.
92. Eva era libre, era pura de toda sumisión con
respecto al hombre, porque el hombre y la mu¬
jer eran una sola carne, así como el vidente y
la visión formaban una indivisible unidad.
93. Así como el mismo cosmos, esta carne era luz
incorpórea de la belleza, de la visión
Fecundada por el Espíritu Santo como el cosmos y
como la tierra, como ellos también engendró,
y sus hijos nacidos para la acción movíanse  por
sobre la acción, para el ritmo,
94. Lo quw separaba a Eva de Adán, así como
lo que se interponía entre Adán y Dios, era la
nada, porque la palabra de Eva estaba en todas
las palabras de Adán, salvo en esa palabra por
la cual Adán afirmaba estar en aquél que es y no
estar separado de él sino por la nada.
95. A causa de que Eva estaba, por su concien
cia, y conocimiento, y su plegaria, en Adán,
96. Eva estaba en Adán, y lo que se interponía
entre Adán y Dios era la nada; esa sola y mis¬
ma nada separaba pues a Eva de Dios; ella es¬
taba en él. Pero estaba también en Adán, y lo
que la separaba de Adán era esa misma nada
respecto de la cual no tenía por qué pronunciar
en Adán el nombre sagrado,
97. La toral preeminencia de Adán sobre Eva
residía, pues, en ese derecho espiritual y secreto
de pronunciar para sí v para Eva el nombre sa¬
grado de la nada, que no es más que un nom¬
bre, por cuanto el vacío y cl pleno el tiempo y
el movimiento están en ella proscriptos,
98. Y este, privilegio místico conformábase a
la situación de la correspondencia dinámica con
respecto de la relación primordial de la visión
con el vidente.
99. Eva» femineidad de la manifestación,
prefigura de la naturaleza física, pero perfectamen¬
te libre en Adán y situada con respecto al es¬
poso en una correspondencia dinámica en la que
él era el genitor, Eva, estaba incluida en Adán,
conciencia de la relación primordial, como la
correspondencia dinámica encuéntrase incluida
en esa relación misma,
100 .  Eva  en Adán, confundida con  su
conciencia, con su conocimiento con su plegaria:
Adán pronunciaba el vocablo nada para sí
mismo y para Eva, pero cuando decía YO sólo
pensaba en Eva.
101. Porque en el plano de h relación primor¬
dial no cenia yo; pero tenía un yo en d mundo
de las correspondencias dinámicas
102. Ahora  bien, ocurrió que un día Adán es¬
cuchó en su YO a Eva que lo interrogaba :”Adán,
ser de mi amor ¿n es verdad que lo que me
separa de ti es la nada?"
103.  Ese vocablo, nada, resonaba dulce y extra¬
ñamente en la boca de la esposa. Adán cayó en
una profunda meditación.
104,  No cerró los ojos. Interrogaba el espacio,
la luz incorpórea de la belleza. La visión estaba
allí. Adán Icvantó la cabeza;  un águila volaba
hacia cl sol. El espacio estaba allí. Dos nubes
tenues deslizábanse lentamente como para fun¬
dirse en una sola; había como una impaciencia
en Adán las nubes deslizábanse lentamente en
el tiempo, Y bajo los pies de Adán las piedras
estaban calientes por efecto del maravilloso mediodía.
105. Eva repitió su interrogación era en ver¬
dad la misma y sin embargo no era de) codo !a
misma:” Adán, ser de mi amor ¿no es verdad
que sólo la nada te separa de Dios?"
106. El espacio estaba allí, Incorpórea luz de la
belleza, de la visión del universo no situado, el
espacio estaba allí, y Adán, cuyo Yo no quería
ya reconocer esa nada que lo separaba de Dios,
Adán pensaba en el universo total y murmuraba: '
¿Dónde está el espacio?”
Í07. Entonces oh real hijo mío, oh Hiram!
en los confines de ese espacio que cl antiguo
Rey extendía más allá de toda idea de límite a
fin de situarlo en sí mismo, en cl recipiente de
un vacío, la nada se tocó de pronto en el es¬
píritu del hombre en ese infinito de tinieblas
que constituye la ceguera de Adán

No hay comentarios:

Publicar un comentario