sábado, 11 de julio de 2015

ADIOS EN LA NOCHE


¡Dormid; no, partid! Dejadme solo. He ahí la sombra 

Nuestras voces son desmoronamientos de

guijarros en las tumbas.

Un incienso de sueño cubre los lodazales

y yo estoy envejecido en el juego de las horas,

sobre vuestros semblantes.

¡Dormid, partid, morid, vosotros que fuisteis los

efímeros nombres

de un mismo dolor que aún perdura!

Yo he vivido vuestro día y estoy harto de vuestros gestos.

Ya no hay eco en mi corazón para vuestras

afirmaciones, para vuestras negaciones.

Os digo a todos: no lloréis. Dejadme vivir. Adiós.

Al salir del jardín doblaréis por la derecha. Luego

el campanario os guiará.

Tenéis las manos húmedas; lloráis.

¿Por qué? El cielo será azul mañana.


No hay comentarios:

Publicar un comentario